martes, 16 de febrero de 2021

¿Cómo va México a dos años de lopez obrador? o ¿Va bien México?

 

Es una muy buena pregunta y como tal hay que tratarla con respeto, sin tintes políticos ni mucho menos electorales, y eso hace que responderla sea complicado. Y es que ningún gobierno por muy malo que sea, en la realidad o en la percepción, puede NO dejar algo bueno, siempre habrá facciones, grupo de gente que se polariza y dice que no hay nada de bueno y otros dirán que no hay nada de malo, los dos mienten.

Los Tres Golem

 Lo primero que debemos de poner en la canasta de “lo bueno” son lo que yo llamo: “la caída de los tres Golem”, aquellos discursos que armaron argumentos que se construyeron sobre las premisas falsas, a priori, que tenían solo el objetivo de dañar a la reputación vía ad hominem, y que a dos años de gobierno no se han cumplido, es decir, que contrario al efecto pigmalión, donde el joven será exitoso porque venimos repitiéndole toda su vida que el éxito está dentro de él y que solo es cuestión de trabajo duro y esfuerzo para alcanzarlo, el efecto golem se encarga de poner unas expectativas muy bajas sobre alguien (o sobre uno mismo), y esto tiene como finalidad conducir a un peor desempeño de la persona, o gobierno en cuestión.

 El argumento golem principal surgió en 2018 cuando decían que lopez obrador transformaría a México en una sucursal de Venezuela u otra Cuba. ¡No pasó!, y no solo eso, sino que estamos lejos de que eso pase.

El segundo golem: el lema de “primero los pobres” aunque suena a caduco y da un tinte amenazante, tampoco perjudico a la iniciativa privada, y ninguna de las decisiones de esta última es amenazada por ninguna decisión del ejecutivo.

El tercer golem, hoy día no tenemos ningún indicio de la nacionalización de ningún sector, ninguna empresa, ningún changarro, es decir, resulto en otra predicción maliciosamente contada

 

¿Y eso es todo?

 ¡No!, buscando siempre abonar a la canasta de “lo bueno” podemos decir que México…callo y callo sin una sola línea que lo sostuviera a índices muy profundos del PIB. Pero aun con eso NO ES la crisis más cara, la más desgastante o la más trágica. No puede ostentar ese título, que está reservado para la “crisis del 94” también conocida como “el error de diciembre”, término acuñado por el mismísimo innombrable carlos salinas, y en el mundo como “El efecto tequila”

 Crisis que no pudo bien librar Cedillo en su momento, y que término hundiendo a México en una devaluación, que al día de hoy sigue pasando factura. Y que en esa ocasión como en otras tantas fue la administración saliente la Gran culpable que heredo la mala jugada a su predecesora, y que hizo frente de la mejor tecnocratamente manera posible.

Para hacer frente a la emergencia se recurrió a un paquete de rescate que consistió en la inyección al Fondo Monetario Internacional de varios millones de dólares por parte de Estados Unidos y otros organismos internacionales para intentar estabilizar el precio del dólar, que se volatilizo a un 300% desencadenando altas tasas de inflación, así tratar de contener la crisis. La peor jugada fue Zedillo decidió establecer el sistema de libre flotación del peso, el cual llegaría a 7.20 pesos por dólar en tan sólo una semana cuando había prometido a los empresarios sostener el tipo de cambia a 4.00 pesos cuando venía de estar en 3.40 pesos por dólar, gracias a la burbuja de confianza que el mismo carlos se habia encargado de construir junto a su programa de gobierno solidadridad ("solo dar y dar"y ahora se quejan de lopez) 

 Y ¿porque hacer mención de la crisis actual? Y sobre todo ¿Por qué ponerlo en la canasta de lo bueno? Ah! Porque aunque cayó 18.7% (mayor que el 32, 94-95 y 09) no estamos endeudados, no accedimos en automático a el FMI para salid adelante, sé que habrá muchos que no lo entienden, pero, no deber es muy bueno, sobre todo cuando el que te presta te obliga a tomar medidas económicas que no te convienen a ti y si a ellos, porque ellos tienen el sartén por la mano y quieren hacértelo saber, inmiscuyéndose en tu política interna, y no solo la económica.

 El gobierno tuvo tres amortiguadores que, yo digo que de chiripa, lograron atenuar la caída y son: el impulso de la economía (nacido de la no intervención), donde entraron los programas sociales donde y cito: “que terminaron siendo una especie de colchón muy importante, socialmente útiles” Fin de la cita, y tiene razón, y acelerar los proyectos de infraestructura pública con prioridad en contratación de personas y adquisición insumos (pese a los intentos de mucho “cangrejos” de cuello blanco que decían “si me va mal a mí, que le vaya mal a México”

 Entonces,  ¿estamos bien?

La respuesta es muy corta, sí. La explicación es la que es larga, ¿Que no parece mucho?, nunca nos parecerá suficiente cuando lo que hacemos es compararnos con el vecino, con el de enfrente. Y luego el de enfrente, no más es la nación más poderosa del mundo*, con un consumo del 80% de los recursos globales y solo el 3% de población, con un PIB per capital anual de 13,700 euros contra los 1773 en México, sí. Y con un gasto educativo en México de 47.819,6 contra los 654.617,6, sí, si falta mucho para alcanzar esos números, por eso es mejor hacerla comparativa contra uno mismo, contra nosotros mismos, y ahí, aunque la percepción sea otra…. vamos ganando, y si no ganando, vamos saliendo.

La lección

¿Qué lección debemos construir a partir de estos datos?

 Aprendamos a escuchar, sin nacionalismos cegadores, sin la intención de defender a uno o a otro bando politico, que ellos se defienden solos y son mejor que uno para eso. Dejémonos de escuchar los reportes de manera individual y hagamos una reconstrucción de los hechos actuales a partir de los históricos para que la comparación sea mejor construida.

Primero hagamos un análisis de a quien escuchamos, cuáles son nuestras fuentes y que buscan ellos a través de la nota y si estamos dispuestos a que ellos sean los que dirijan nuestra opinión a través de lo que dicen y luego de lo que les creo.

 Muchos nos mintieron, y solo descalificaron esta administración aun antes de llegar, y al final llegó. ¿Por qué? Por sus intereses, por su proyección, sus negocios o por su plato de sopa del día, ¿Por qué? Porque en todos lados hay gente así, minando la vida de los demás con o sin razón, ¿Por qué? Porque hay gente que no cree en México sino solo en función del beneficio económico que puede sacarle a México

 Conclusión

Entonces la pregunta final sería: ¿Va bien México? ¡Sí! como siempre, gracias a muchos y pese a muchos; nosotros debemos fomentar las buenas noticias, pocas pero buenas, nuestro compromiso debe ser por nuestras familias y por México, y recordemos que si a México le va bien, solo así a nosotros nos ira bien.

 Un gran Saludos y Gracias por leer

Arturo Cantu Jiménez, pedagogo.

 

*pero este dato cambiara en 2028

viernes, 12 de febrero de 2021

Falacias lógicas y argumentativas

 

Este tipo de argumentaciones se basan en supuestos a) irreales, b) forzados o c) falseados. Veamos cómo funcionan

 

Las falacias lógicas fáciles de pasar por alto hasta que te topas con ellas. La argumentación y el debate inevitablemente se prestan a razonamientos defectuosos y errores lógicos.

Y muchos de estos errores se consideran falacias lógicas y argumentativas, que pueden llegar a invalidar un argumento por completo y pueden servir como vías de escape para aquellas personas que son incapaces de demostrar sus afirmaciones sin valerse de trampas y artimañas argumentativas.

En este artículo ee explican qué son las falacias lógicas, y te doy una lista de las 10 más comunes para que puedas identificarlas y hacerles frente con eficacia.

¿Qué es una falacia lógica?

Una falacia lógica es un error de razonamiento que invalida un argumento. Una de las características básicas del pensamiento lógico es la capacidad para detectar errores en las conclusiones o en las premisas de un determinado argumento para poder evitar los razonamientos falaces, ya que éstos nos dificultan llegar a conocer la verdad de los hechos y nos hacen más susceptibles a la manipulación y la tergiversación.

Cuando discutimos con otra persona y exponemos nuestro razonamiento, solemos seguir una serie de pasos lógicos; defendemos nuestra postura partiendo de determinadas premisas para llegar a una conclusión, que no es más que la proposición que se defiende sobre la base de las premisas anteriores.

Sin embargo, en ocasiones la discusión se tuerce y se introducen falacias lógicas que invalidan la argumentación de uno de los contendientes, por lo que a partir de ese punto la batalla dialéctica debería quedar suspendida.

Las falacias lógicas y argumentativas son, en definitiva, afirmaciones sin fundamento que a menudo se proclaman con una convicción que las hace sonar como si fueran hechos probados. Sean cuales sean sus orígenes, las falacias pueden adquirir un significado especial cuando se popularizan en los medios y se convierten en parte de los dogmas propios de una sociedad. Por eso es importante saber detectarlas y combatirlas.

Los 10 tipos de falacias lógicas y argumentativas

Las falacias, esas brechas lógicas que invalidan los argumentos, no siempre son fáciles de detectar.

Mientras que algunas se identifican como inconsistencias evidentes, otras son más sutiles y pueden colarse en conversaciones cotidianas sin ser detectadas. Tener una comprensión de estas falacias lógicas y argumentativas puede ayudarnos a analizar con mayor confianza los argumentos y las afirmaciones en las que participamos a diario.

A continuación te presento una lista de las 10 falacias lógicas y argumentativas más comunes.

1. Falacia “ad hominem”

Los ataques personales son contrarios a los argumentos racionales. En lógica y retórica, un ataque personal se llama “ad hominem”, que en latín significa “contra el hombre”. En lugar de avanzar en un buen razonamiento, una falacia ad hominem reemplaza la argumentación lógica con un lenguaje ofensivo no relacionado con la verdad del asunto.

Más específicamente, es una falacia de relevancia en la que alguien rechaza o critica la opinión de otra persona sobre la base de características personales, sus antecedentes, su apariencia física u otras características irrelevantes para el argumento en cuestión. Un ejemplo de esta falacia: “Como Antonio no es mujer, no puede opinar de feminismo”.

2. Falacia del hombre de paja

La falacia del hombre de paja consiste en atacar una posición lógica y argumentativa que el contrincante realmente no tiene.

Es una forma sencilla de hacer creer que la posición de uno parezca más fuerte de lo que es. Usando esta falacia, los puntos de vista del oponente se caracterizan como absurdos y poco fiables; en comparación, la propia posición se ve como más verídica, seria y fiable.

Ejemplo: Pedro: “Creo que deberíamos remodelar nuestra página web”. Antonio, responde: “Ya, claro, ¿estás diciendo que nuestro trabajo en el departamento de diseño interno no vale nada y que tenemos que derrochar el dinero en otro departamento externo?”.

3. Falacia de la apelación a la autoridad

Esta falacia argumentativa, también denominada “ad verecundiam”, ocurre cuando hacemos mal uso de una autoridad.

Este mal uso de la autoridad puede ocurrir de varias maneras. por ejemplo: podemos citar solo a las autoridades, alejándonos convenientemente de otras pruebas comprobables y concretas como si la opinión de los expertos fuera siempre correcta; o podemos citar autoridades irrelevantes, autoridades pobres o autoridades falsas.

Por ejemplo, cuando alguien dice: "compro ropa deportiva en esta tienda porque este famoso dice que es el mejor". El famoso en cuestión puede ser un portavoz, pero eso no lo convierte en una autoridad relevante cuando se trata de ropa deportiva. Por lo tanto, esta argumentación se convierte en falacia de apelación a la autoridad.

4. Falacia de la falsa equivalencia

La falacia de la falsa equivalencia o de la ambigüedad se da cuando una palabra, una frase o una oración se usa deliberadamente para confundir, engañar o inducir a error al sonar como si dijera una cosa pero en realidad dice otra. A menudo, este engaño aparece en forma de eufemismos, reemplazando las palabras desagradables con una terminología más atractiva.

Por ejemplo, un eufemismo podría estar reemplazando "mentir" con la frase "licencia creativa", o reemplazar "mi pasado criminal" con “mis indiscreciones juveniles" o “crisis económica” por “desaceleración”.

5. Falacia populista

Esta falacia, también denominada argumento “ad populum”, supone que algo es cierto (o correcto o bueno) porque otras personas están de acuerdo con la persona que lo afirma; esto es, se acepta algo que se dice porque es popular. Esta falacia argumentativa es común entre los anunciantes, por ejemplo.

Muchas empresas basan sus anuncios en frases que utilizan esta falacia, asegurando que si muchas personas han utilizado sus productos es porque son los mejores (también millones de personas consumen tabaco y no es algo bueno, de ahí la falacia).

6. Falacia del costo hundido

A veces invertimos tanto en un proyecto que somos reacios a abandonarlo, incluso cuando resulta infructuoso y fútil.

Es natural y generalmente no es una falacia querer continuar con algo que consideramos importante; sin embargo, este tipo de pensamiento se convierte en una falacia cuando comenzamos a pensar que deberíamos continuar con una tarea o proyecto debido a todo lo que hemos puesto en él, sin tener en cuenta los costos futuros en los que probablemente incurramos al hacerlo.

Todos somos susceptibles a este comportamiento anómalo cuando anhelamos esa sensación de finalización o una sensación de logro, o estamos demasiado cómodos o demasiado familiarizados con este proyecto difícil de manejar. Y ocurre con demasiada frecuencia en aspectos tan relevantes como el matrimonio o los negocios, por eso es importante saber detectarlo a tiempo.

7. Falacia circular

La falacia o argumentación circular ocurre el argumento de una persona simplemente repite lo que ya asumió de antemano y no llega a ninguna nueva conclusión. Los argumentos circulares también se llaman “petitio principii” o petición de principio, y se producen cuando la proposición que ha de ser probada se incluye de forma implícita o explícita en las premisas (las afirmaciones que sirven para probar la conclusión posterior).

Se puede reconocer un argumento circular cuando la conclusión también aparece como una de las premisas en el argumento. Por ejemplo, si alguien dice: “Lo que hay escrito en La Biblia es verdadero”, y defiende su postura diciendo: “Porque lo dice la propia Biblia”, estaría incurriendo en una evidente falacia circular.

8. Falacia de la generalización apresurada

Una generalización apresurada es una declaración general sin evidencia suficiente para respaldarla. Ésta se produce a partir de la prisa por llegar a una conclusión, lo que lleva a la persona que argumenta a cometer algún tipo de suposición ilógica o a emitir estereotipos, conclusiones injustificadas o exageraciones.

Normalmente, solemos generalizar al hablar, y es una parte necesaria y natural del acto comunicativo y el lenguaje. No hay una regla establecida para lo que constituye evidencia "suficiente". En algunos casos, podría ser posible encontrar una comparación razonable y demostrar que la afirmación es verdadera o falsa. Pero en otros casos, no hay una manera clara de respaldar el reclamo sin recurrir a conjeturas.

Con todo, una forma sencilla de evitar generalizaciones apresuradas es añadir calificadores como "a veces", "tal vez" o "a menudo". Cuando no nos protegemos contra la generalización apresurada corremos el riesgo de caer en estereotipos, y de verter afirmaciones sexistas o racistas, por ejemplo.

9. Falacia del falso dilema

Esta falacia argumentativa ocurre cuando fallamos al limitar las opciones a únicamente dos, cuando de hecho hay más opciones para elegir. A veces las opciones son entre una cosa, la otra, o ambas cosas juntas (no se excluyen entre sí). Y a veces hay una amplia gama de opciones.

Los argumentos basados en el falso dilema son solo falaces cuando, de hecho, hay más opciones que las establecidas. Sin embargo, no es una falacia si realmente solo hay dos opciones.

Por ejemplo, cuando decimos "O The Beatles son la mejor banda de todos los tiempos, o no lo son". Este sería un verdadero dilema, ya que en realidad solo hay dos opciones: lo son, o no lo son. Sin embargo, sería un falso dilema decir: "Solo hay dos tipos de personas en el mundo: personas que aman a The Beatles y personas que odian la música", ya que habrá algunas personas que serán indiferentes a su música y otras a las que les podrá gustar o no, pero sin tanta intensidad.

10. Falacia de la correlación y la causalidad

La falacia causal se refiere a cualquier fallo lógico que se produce al identificar una causa; es decir, cuando se concluye acerca de una causa sin evidencia suficiente para hacerlo.

Por ejemplo, si alguien dice: “Dado que sus padres le llamaron Jesús, deben ser religiosos cristianos”. En este caso, aunque es posible que sea cierto y sean religiosos, el nombre por sí solo no es evidencia suficiente para llegar a esa conclusión.

Otra falacia causal es la falacia “post hoc”, la abreviatura de “post hoc ergo propter hoc” ("después de esto, por lo tanto debido a esto"). Esta falacia ocurre cuando confundes algo con la causa solo porque vino primero. El hecho de que algo haya sucedido antes no significa que haya causado eso.

Esta falacia además suele ser la responsable de muchas supersticiones y falsas creencias. Todos sabemos que el resfriado común dura unos 7 días. Pues bien, si alguien se toma una pastilla de homeopatía (que no tiene ningún efecto más allá del placebo) cuando le viene el resfriado y se cura pasada una semana, pensará que ha sido la pastilla la que le ha curado, cuando en realidad lo único que ha sucedido es que han pasado los 7 días de rigor para que la persona vuelva a estar sana de nuevo.

 

Referencias bibliográficas

·         Gutiérrez, G. A. (2000). Introducción a la lógica. Pearson Educación.

·         Johnson, R. H. (2012). Manifest rationality: A pragmatic theory of argument. Routledge.

·         Lekuona Ruiz de Luzuriaga, K. (2013). Lógica formal e informal: falacias y falsos argumentos (unidad didáctica).